“HASTA AQUÍ SOY MAESTRO, HASTA AQUÍ ERES MI ALUMNO”
La resistencia y preocupación han sido leales compañeras de aquellos que cursan e imparten clases virtuales, gracias al COVID-19. Tan es así, que algunos maestros han cruzado la línea del respeto y la desesperación; insultando y hostigando a sus discentes, informó la maestra Patricia Edith Levario Quezada, quien ya está jubilada después de ejercer como docente de primaria.. “Para tener la profesión, hay que formarse como docente. Podemos tener la teoría, pero la práctica es necesaria”.
La docente ve necesaria la pregunta introspectiva de “¿Yo qué haría si…?”, poniéndose en distintas situaciones que veía en sus años de trabajo: Desde los niños con necesidades económicas, hasta aquellos que tenían alguna discapacidad. También se confirmó la existencia de los maestros irrespetuosos desde antes de la pandemia, pues expresó que cuando trabajaba en las primarias, los mismos padres y niños iban a ella para contarle sobre los maestros que no hacían bien su trabajo.
Contó su experiencia, diciendo que vio a algunos de sus compañeros poner castigos innecesarios e inadecuados para un niño, como lo era mantenerlos agachados sosteniendo un lápiz toda la clase o incluso pegarles. Explicó que siempre existe una línea muy delgada que divide al maestro del alumno. “Hay que trazar esa línea desde siempre. Hasta aquí soy tu maestro, hasta aquí eres mi alumno”.
También mencionó la indispensable participación en los estudios de cualquier niño, pues dice que de los padres depende qué tan lejos llegue un niño. Por eso es importante que los padres o tutores de los infantes, hagan actividades escolares con ellos.
Después de compartir su opinión y experiencia, promovió la humanidad de cada maestro, mencionando que antes que cualquier cosa, los maestros son humanos y pueden cometer errores como cualquiera. Recalcó la necesidad de ver esto y no condenar a los docentes por las equivocaciones que cometan.
Por último, motivó a cada alumno a defender su aprendizaje y su posición. “Hay niños que se callan muchas cosas, porque hay padres que los callan cuando quieren expresar algo (…), el niño va aprendiendo a callar. (…) Hay que enseñar a hablar a los niños”. Indicó la importancia de reportar con alguna autoridad escolar, a cualquier persona que tenga comportamientos inapropiados, sea alumno o maestro.
“No hay derecho a que un maestro te esté insultando o despreciando. Todo lo contrario, hay que motivarlos”. Dejando entrever que la posición de un maestro siempre tiene que ser el lograr el aprendizaje efectivo de cualquier alumno, sin importar nada más que el propio alumno. Es importante que se defienda la posición de alumno, pues, la autoridad a veces puede ser injusta con los que están debajo; Aunque esto tampoco tiene que ser motivo para poner una etiqueta de negligencia a todos los docentes.
Para terminar, se despidió con un consejo que incita a cada alumno a hablar y a defenderse cuando un maestro negligente ataca: “Si quieres que te escuchen, habla. Si nadie te escucha, entonces grita. Y si nadie te escucha aún, haz todo el ruido que puedas, hasta que te escuchen”.
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